Como todos los Nefilims fanáticos de las obras de Cassandra clare -como yo- deben saber, Cassie hace unos días dijo que por cada vez que twitteen el hashtag "#ClockworkPrincess" iba a publicar 1 palabra del primer capítulo. Imáginense que fueron unos 5446 palabras en total así que... digamos que tuvimos para rato. Pero hoy, 27 de febrero, ya tenemos completa y disponible la traducción de este primer capítulo del mágnifico libro a nuestra disposición gracias a la página de Facebook By the angel! (Por el angel!) :O
Disfruten, chicos!
Princesa Mecánica
Un Terrible escandalo
Casarse el lunes por la salud,
El Martes por la riqueza,
El Miércoles por ser el mejor día de todos,
El Jueves por las cruzas,
El Viernes por las pérdidas,
y El sábado sin ninguna suerte en absoluto.
—Rima Florclorica
"Diciembre es un momento imprevisible para un matrimonio", dijo la costurera, que habló en torno a su boca
llena
de alfileres con la facilidad de años de práctica. "Como se suele
decir:" Cuando las nieves de diciembre caen rápidamente, Casarse, y el
verdadero amor va a durar”. Ella coloco el alfiler final en el vestido y
dio un paso atrás. "Ya está. ¿Qué te parece? Es el modelo de uno de los
diseños propios de Worth".
Tessa miró su reflejo en el espejo de
cuerpo entero de su habitación. El vestido era de seda de un profundo
dorado, como era la costumbre de los cazadores de sombras, que creían
que el blanco era el color del luto, y ella no quería casarse con él, a
pesar de que la Reina Victoria haya establecido la manera de hacer
precisamente eso. El encaje subía por el corpiño bien ajustado y caía
por las mangas.
"Es una maravilla!" Charlotte le dio una palmada y
se inclinó hacia delante. Sus ojos marrones brillaban con deleite.
"Tessa, el color se ve tan bien en ti." Tessa se giró y retorció frente
al espejo. El Dorado ponía un poco—más del necesario— de
color en sus mejillas. El Corsé con una forma de reloj de arena curvaba
todas las partes que ella suponía debían de ser curvas, y el ángel
mecánico alrededor de su garganta la consolaba con su tic-tac. Debajo de
ella colgaba el colgante de jade que Jem le había dado. Había alargado
la cadena para poder usarlos ambos a la vez, no estaba dispuesta a
desprenderse de cualquiera.
"No crees que, tal vez, ¿que el encaje es un poco demasiado adorno?"
"De
ninguna manera!" Charlotte se echó hacia atrás, con una mano apoyada
protectoramente, inconscientemente, sobre su vientre. Ella Siempre había
sido demasiado delgada-flaca, de verdad ahora que ella iba a tener un
hijo iba a necesitar realmente un corsé, ella había tomado los vestidos
de té desgastados, en los que se veía como un pajarito. "Es el día de tu
boda, Tessa. Si alguna vez hay una excusa para el adorno excesivo, es
esta. Sólo imagínalo".
Tessa había pasado muchas noches haciendo
precisamente eso. Todavía no estaba segura de que ella y Jem se
casarían, pues el Consejo seguía deliberando su situación. Pero cuando
ella se imaginaba la boda, fue siempre en una iglesia, en la que
marchaba por el pasillo, tal vez del brazo de Henry, sin mirar ni a la
izquierda ni a la derecha, solo al frente a su prometido, como una novia
adecuada debería. Jem quizás usando traje —no del tipo para la
lucha, pero diseñado especialmente, a la manera de un uniforme militar,
para la ocasión: negro con franjas de oro en las muñecas, y runas
doradas recogidas a lo largo del cuello y tapeta.
El luciría tan
joven. Los dos eran muy jóvenes. Tessa sabía que era inusual casarse a
los diecisiete y dieciocho años, pero para ellos estaban corriendo un
reloj.
El reloj de la vida de Jem, antes de que esta acabara.
Se llevó la mano a la garganta, y sintió la familiar vibración de su ángel mecánico, sus alas rascándose la palma.
La
costurera la miró con ansiedad. Ella era mundana, no Nephilim, pero
tenía la visión, como todos los que servían a los Cazadores de Sombras
la tenían. "¿Le gustaría remover el encaje, señorita?"
Antes de que Tessa pudiera responder, se oyó un golpe en la puerta y una voz familiar.
"Es Jem. Tessa, ¿estás ahí?" Charlotte se paro de golpe.
"¡Oh! Él no tiene que ver con tu vestido!"
Tessa la miro atónita. "¿Porque no?"
"Es una costumbre de los cazador de sombras —mala suerte!" Charlotte se puso en pie. "¡Rápido! Escóndete detrás del armario!"
"El armario? Pero—"
Tessa se interrumpió con un grito pues Charlotte se apoderó de ella y
tomándola de alrededor de la cintura la arrastro hasta detrás del
armario como un policía con un criminal particularmente resistente.
Liberada,
Tessa sacudió el polvo de su vestido e hizo una mueca a Charlotte, y
ambas vieron por entremedio de los muebles como la costurera, después de
una mirada desconcertada, abría la puerta.
La cabeza plateada de
Jem apareció por el espacio. Se veía un poco despeinado, y con su
chaqueta torcida . Miró a su alrededor con perplejidad antes de fijar su
mirada iluminada en Charlotte y Tessa, media oculta detrás del armario.
"Gracias
a Dios", dijo. "No tenía ni idea de dónde todos ustedes se habían
metido. Gabriel Lightwood esta abajo, y él está haciendo un escándalo
terrible".
"Escribe para ellos, Will," dijo Cecily Herondale. "Por favor. Sólo una carta."
Will
se arrojó su cabello oscuro empapado de sudor hacia atrás y la miró.
"Mantiene los pies en tu posición", fue todo lo que dijo. Señaló, con la
punta de su daga. "Allí, y allí".
Cecily suspiró y movió los
pies. Ella sabia que ella estaba fuera de posición, lo había estado
haciendo en forma intencionada, para provocar a Will. Era fácil provocar
a su hermano. Eso lo Recordaba desde que él tenía doce años de edad.
Incluso entonces al atreverse a hacer algo, como subir el empinado
tejado de su casa solariega, había dado lugar a la misma cosa: un
enojado fuego azul en sus ojos, la mandíbula apretada y al final algunas
veces Will con una fractura en la pierna o en el brazo.
Por
supuesto, este hermano, el casi adulto Will, no era el hermano que
recordaba de su infancia. Había crecido mucho era más explosivo y
distante. Tenía toda la belleza de su madre, y la obstinación y
terquedad de su padre, y temía que también, la propensión de él por los
vicios, por lo que había adivinado sólo desde rumores entre los
ocupantes del Instituto. "Levanta tu espada," dijo Will. Su voz era tan
fría y profesional como la de su institutriz.
Cecily se levantó.
Le había tomado un poco de tiempo acostumbrarse a la sensación del
equipo contra su piel: la túnica suelta y pantalones, el cinturón
alrededor de su cintura. Ahora se podía mover tan cómodamente como nunca
con un flojo camisón "No entiendo por qué no consideras escribirles una
carta. Una sola carta".
"Yo no entiendo por qué tu no consideras
volver a casa" Dijo Will. "Si estuvieras de acuerdo en volver a
Yorkshire por ti misma, puedes dejar de preocuparse por nuestros padres y
puedes arreglar—"
Cecily le interrumpió, habiendo oído este discurso una y mil veces. "¿Estaría tu dispuesto a una apuesta, Will?"
Cecily
estuvo complacida y a la vez un poco decepcionada al ver la chispa en
los ojos de Will, justo como su padre siempre lo hacía cuando le
sugerían una apuesta de caballeros. Los hombres eran tan fáciles de
predecir.
"¿Qué clase de apuesta?" Will dio un paso hacia
adelante. Llevaba el equipo de lucha; Cecily podía ver las marcas en sus
muñecas entrelazadas, la runa mnemosyne en su garganta. Le había tomado
un poco de tiempo para ver las marcas como algo más que borrones, pero
estaba acostumbrándose a ellas ahora, como ella se había acostumbrado al
traje de lucha, a los grandes salones del instituto que hacían eco, así
como a sus peculiares habitantes.
Señaló la pared frente a ellos.
Un blanco antiguo había sido pintado en la pared en negro: una diana
dentro de un círculo más grande. "Si le doy al centro tres veces, tu
tienes que escribir una carta a papá y mamá y decirles como estas. Tu
debes hablarles de la maldición y de por qué te fuiste."
La cara
de Will tenia la expresión cerrada de una puerta, de la misma forma en
que siempre lo hacía cuando le hacia esta petición. Pero, "Nunca le haz
dado tres veces sin perder, Cecy".
"Bueno, entonces no debería ser
una gran preocupación para ti hacer la apuesta, William." Ella usó su
nombre completo a propósito. Ella sabía que le molestaba, viniendo de
ella, aunque no cuando su mejor amigo—no, su parabatai: había aprendido desde su llegada al Instituto que estas cosas eran muy diferentes— Jem
lo hizo, Will pareció tomárselo como un término de cariño. Posiblemente
era porque todavía tenía recuerdos de sus primeros pasos con sus
regordetas piernas, llamaba a Will, Will, después de quedar sin aliento
en Galés. Ella nunca lo había llamado "William", sólo alguna vez "Will" o
su nombre galés, Gwilym.
Entrecerró los ojos, esos ojos de color
azul oscuro del mismo color que los suyos. Cuando su madre le había
dicho cariñosamente que Will sería un rompedor de corazones cuando fuera
mayor, Cecily la había mirado siempre dudosa. Will había sido todo
brazos y piernas y luego, flaco y desaliñado y sucio siempre. Podía
verlo ahora, sin embargo, lo había visto cuando ella había entrado por
primera vez en el comedor del Instituto, cuando él se había levantado
con asombro, y ella había pensado: Ese no puede ser Will.
Había
fijado sus ojos sobre los de él, iguales a los de su madre, y ella había
visto la ira en ellos. Él no había estado feliz al verla, no del todo. Y
donde en sus recuerdos había sido un chico flaco con una maraña salvaje
de pelo negro como el de un gitano y con hojas en la ropa, había ahora
este hombre alto, aterrador en su lugar. Las palabras que ella había
querido decir se había disuelto en su lengua, y ella le había desafiado,
mirada feroz a mirada feroz. Y así ha sido desde entonces, apenas
soportaba su presencia como si fuera una piedra en su zapato, una
molestia constante, pero menor.
Cecily respiró hondo, levantó la
barbilla y se preparó para lanzar el primer cuchillo. Will no lo sabía,
nunca lo supo, de las horas que había pasado en esta habitación, sola,
practicando, aprendiendo a equilibrar el peso del cuchillo en la mano,
descubriendo que un buen tiro del cuchillo comenzaba por detrás del
cuerpo. Sostuvo ambos brazos hacia abajo y luego movió su brazo derecho
detrás de la cabeza, antes de lanzarlo, llevo el peso de su cuerpo hacia
adelante. La punta del cuchillo estaba en línea con el objetivo. Ella
se relajo y llevo la mano hacia atrás, aspirando en un jadeo.
El cuchillo se clavo, punta abajo en la pared, exactamente en el centro de la diana.
"Uno", dijo Cecily, dando a Will una sonrisa de superioridad.
Él la miró fríamente, saco el cuchillo de la pared, y se lo entregó a ella otra vez.
Cecily
lo lanzó. El segundo lanzamiento, al igual que el primero, voló
directamente hacia su objetivo y clavo allí, vibrando como un dedo
burlón.
"Dos", dijo Cecily en un tono sombrío.
Will apretó
la mandíbula cuando tomó el cuchillo de nuevo y se lo paso a ella. Ella
lo tomó con una sonrisa. La confianza fluía por sus venas como sangre
nueva. Sabía que podía hacerlo. Siempre había sido capaz de subir tan
alto como Will, correr tan rápido, mantener la respiración tanto tiempo
como él.
Ella tiró el cuchillo por tercera ves. Alcanzó su
objetivo, y saltó en el aire, batiendo palmas, olvidándose de sí misma
por un momento en la emoción de la victoria. Su pelo cayó de las
horquillas y se derramó en su cara, ella lo empujó hacia atrás y sonrió a
Will. "Tu deberás escribir esa carta. Estuviste de acuerdo con la
apuesta!"
Para su sorpresa, él le sonrió. "Oh, voy a escribirla",
dijo. "Voy a escribirla, y luego voy a arrojarla al fuego." Él levantó
una mano en un arrebato de indignación. "Dije que la escribiría. Nunca
dije que la enviaría."
El aliento de Cecily salió de ella en un jadeo. "¿Cómo te atreves a engañarme de esa manera!"
"Te
dije que no estas hecha para Cazador de Sombras, o no serías tan fácil
de engañar. Yo no voy a escribir una carta, Cecy. Va contra la ley, y
ese es el final del tema."
"Como si te preocuparas por la ley!"
Cecily pisoteo el suelo e inmediatamente se molestó más que nunca, ya
que detestaba a las niñas que pisoteaban con sus pies.
Will
entrecerró los ojos. "A ti no te importa ser un cazador de sombras.
¿Cómo es esto? Voy a escribir una carta y dártela a ti solo si te
comprometes a entregarla en casa tu misma y no volver." Cecily
retrocedió. Ella tenía muchos recuerdos de peleas a gritos con Will, de
las muñecas de porcelana que había tenido y que él había roto dejándolas
caer por una ventana desde el ático, pero también había bondad en sus
recuerdos —el hermano que le había vendado la rodilla herida o
el que ato sus cintas para el cabello cuando se le habían aflojado. Esa
bondad estaba ausente en el Will que estaba delante de ella. Su Mamá
lloro durante los primeros dos años después de que Will se fuera, ella
le había dicho, sosteniendo a Cecily contra ella, que los Cazadores de
Sombras "tomaran todo el amor en él." Gente fría, le había dicho a
Cecily, un pueblo que le había prohibido su matrimonio con su
esposo. ¿Qué podría querer de ellos, su Will, su pequeño?
"No voy a ir," dijo Cecily, mirando fijamente a su hermano hacia abajo. "Y si tu insistes en que debo hacerlo, yo voy, yo voy a—"
La
puerta del desván se abrió, y Jem se perfilo en el umbral. Ah," dijo,
"Se amenazan entre sí, ya veo. ¿Esto ha estado sucediendo durante toda
la tarde, o solo ahora?
"Él comenzó," dijo Cecily, señalando con
la barbilla a Will, aunque sabía que era inútil. Jem, el parabatai de
Will, la trataba con la distante y dulce amabilidad reservada para las
Hermanitas de los amigos, pero él siempre estaría del lado de Will.
Amablemente, pero con firmeza, ponía a Will por encima de todo los demás
en el mundo.
Bueno, casi a todos. Ella había sido la más golpeada por Jem cuando llegó por primera vez al Instituto —él
tenía una belleza sobrenatural, inusual, con su cabello y ojos
plateados y facciones delicadas. Parecía un príncipe de un libro de
cuentos de hadas, y ella podría haber considerado desarrollar un
enamoramiento hacia él, si no fuera tan y absolutamente claro que estaba
totalmente enamorado de Tessa Gray. Sus ojos la seguían cuando
caminaba, y su voz cambiaba al hablarle. Cecily había oído decir a su
madre una vez con diversión que los hijos de sus vecinos miraban a sus
chicas como si fueran "la única estrella en el cielo", y esa era la
forma en que Jem miraba a Tessa.
A Cecily no le molestaba: Tessa
era agradable y amable con ella, aunque un poco tímida, y tenía el
rostro siempre escondido en un libro, como Will. Si ese era el tipo de
chica Jem quería, él nunca le habría convenido—y mientras más
tiempo permanecía en el Instituto, más se daba cuenta lo incómodo que
habría hecho las cosas con respecto a Will. Era ferozmente protector con
Jem, y le había visto constantemente preocupado por no hacerle daño de
ninguna manera. No, ella estaba mucho mejor fuera de todo.
"Yo
estaba pensando en abrigar a Cecily y llevarla a darle de comer a los
patos en Hyde Park," dijo Will, echándose hacia atrás el pelo mojado y
regalando a Jem una extraña sonrisa. "Me vendría bien tu ayuda"
"Desafortunadamente,
es posible que tengamos que retrasar tus planes para un poco más tarde.
Gabriel Lightwood está abajo, y tengo dos palabras para ti. Dos de tus
palabras favoritas, al menos cuando se las pone juntas".
"¿Absoluto idiota?" -preguntó Will. "¿Intruso sin valor?"
Jem sonrió. "Viruela Demoniaca'", dijo.
Sophie
tenía equilibrada la bandeja en una mano, con la facilidad que le daba
su extensa práctica, mientras ella llamó a la puerta de Gideon Lightwood
con la otra. Oyó el sonido de pies arrastrándose de forma apresurada, y
luego la puerta se abrió. Gideon estaba delante de ella en pantalones
con tirantes, y una camisa blanca enrollada hasta los codos. Sus manos
estaban mojadas, como si acabara de recorrer rápidamente con sus dedos
su cabello también húmedo. El corazón le dio un saltito dentro de su
pecho antes de tranquilizarse. Y se obligó a fruncirle el ceño.
"Señor
Lightwood," dijo ella. "He traído los bollos que pidió, y Bridget hizo
un plato de bocadillos también." Gideon dio un paso atrás para permitir
que ella entrara en la habitación. Era como todas las otras habitaciones
en el Instituto: muebles pesados y oscuros, una gran cama con dosel,
una ancha chimenea, y ventanas altas, que en este caso permitían ver el
patio de abajo. Sophie podía sentir su mirada sobre ella mientras se
movía por la habitación para colocar la bandeja en la mesa frente al
fuego. Se enderezó y se volvió hacia él, con las manos cruzadas delante
de su delantal.
"Sophie, —" comenzó a decir.
"Señor Lightwood," le interrumpió ella. "¿Hay algo más que usted necesite?"
La miró mitad rebelde y mitad triste. "Me gustaría que me llames a Gideon."
"Yo le he dicho, no puedo llamarle por su nombre de pila".
"Yo
soy un cazador de sombras. No tengo un nombre de pila Sophie, por
favor." Dio un paso hacia ella. "Antes de que me instalara en el
Instituto, había pensado que estábamos en un buen camino para una
amistad. Sin embargo, desde el día que llegué, has sido fría conmigo."
La
mano de Sophie se movió involuntariamente a su cara. Recordó Maestro
Teddy, el hijo de su antiguo empleador, y la manera horrible con la que
la atrapaba en rincones oscuros y apretaba sus brazos contra la pared,
como arrastraba las manos bajo su corpiño, y le murmurando al oído que
sería mejor fuera más amable con él, si sabía lo que era bueno para
ella. El pensamiento la ponía enferma, incluso ahora.
"Sophie".
Los ojos de Gideon se arrugaron con preocupación en las esquinas. "¿Qué
pasa? Si he hecho algo malo, por favor, por más pequeño que sea, dime
qué es lo que puedo hacer para remediarlo—"
"No ha hecho
nada malo, ni siquiera algo pequeño, Usted es un caballero y yo soy una
sirvienta; Llamarlo así sería una familiaridad. Por favor, no me haga
sentir incómoda, Señor Lightwood.».
Gideon, que tenía la mano
media levantada, la dejó caer a su lado. Se veía tan desconsolado que el
corazón de Sophie se suavizó. Tengo todas las de perder, y él no tiene
nada que perder, se recordó. Era lo que se dijo en la noche, acostado en
su estrecha cama, con el recuerdo de un par de ojos del color de la
tormenta cerniéndose en su mente.
"Yo pensaba que éramos amigos", dijo.
"No puedo ser su amiga".
Él dio un paso adelante. "¿Que pasaría si yo te preguntara—"
"Gideon!"
Era Henry, en la puerta abierta, sin aliento, vestido con uno de sus
terribles chalecos con rayas verdes y naranjas. "Tu hermano está aquí.
Abajo—"
Los ojos de Gideon se abrieron como platos. "¿Gabriel está aquí?"
"Sí. Gritando algo acerca de tu padre, pero no nos dirá nada más si tu no estas allí. Él lo juro. Ven con nosotros".
Gideon dudó, sus ojos moviéndose de Henry a Sophie, que trató de parecer invisible. "Yo ..."
"Apresúrate,
Gideon." Henry raramente hablaba bruscamente, y cuando lo hizo, el
efecto era sorprendente. "Está cubierto de sangre."
Gedeón palideció, y él cogió la espada que colgaba de un conjunto de clavijas dobles junto a su puerta. "Estoy en camino."
Gabriel
Lightwood se apoyó contra la pared interior de las puertas del
Instituto, sin su chaqueta, la camisa y los pantalones empapados de
escarlata. En el exterior, a través de las puertas abiertas, Tessa pudo
ver el carruaje de Lightwood, con su escudo de llamas en el lado,
dibujado al pie de la escalinata. Gabriel debió haber conducido hasta
aquí por el mismo.
"Gabriel", dijo Charlotte con dulzura, como si
estuviera tratando de domar a un caballo salvaje. "Gabriel, cuéntanos lo
que pasó, por favor. “Gabriel — Alto y delgado, tenía el pelo castaño pegajoso por la sangre—se frotó la cara, con los ojos desorbitados. Sus manos estaban manchadas de sangre también.
"¿Dónde está mi hermano? Tengo que hablar con mi hermano."
"Él
está viniendo hacia aquí. Envié a Henry a buscarlo, y Ciryl tiene listo
el carruaje del el Instituto. Gabriel, ¿estás herido? ¿Necesita un
iratze?" Charlotte sonaba tan maternal como si este muchacho nunca la
hubiera enfrentado desde detrás de la silla Benedict Lightwood, como si
nunca hubiera conspirado con su padre para tomar el Instituto y
quitárselo a ella.
"Eso es una gran cantidad de sangre", dijo Tessa, caminando hacia adelante. "Gabriel, no es toda tuya, ¿verdad?"
Gabriel
la miró. Era la primera vez, pensó Tessa, que lo había visto
comportarse sin ninguna compostura. Sólo había miedo en sus ojos
aturdidos, miedo y confusión. "No. ... es de ellos—"
"¿De
ellos? ¿De quién?" pregunto Gideon, corriendo por las escaleras, una
espada en su mano derecha. Junto con él bajaba Henry, y Jem, y detrás de
él, Will y Cecily. Jem se detuvo con un sobresalto, y Tessa se dio
cuenta de que la había visto con su vestido de boda. Sus ojos se
abrieron, pero los demás ya estaban presionándolo, y él fue llevado por
los escalones como una hoja por la corriente.
"¿Esta padre
herido?" Gideon siguió, deteniéndose ante su hermano. "¿Lo está?" Movió
su mano y tomó el rostro de su hermano, ahuecando la barbilla de Gabriel
y girándola hacia él. Aunque Gabriel era más alto, la mirada de alivio
de un hermano menor fue clara al ver que su hermano estaba allí, pero se
escuchó un atisbo de resentimiento en su tono urgente. "Padre...",
comenzó Gabriel. "Padre es un gusano".
William se echó a reír.
Estaba vestido como si él acabara de salir de la sala de entrenamiento,
con su cabello rizado húmedo contra las sienes. Él no estaba mirando a
Tessa, pero ella se había acostumbrado a eso. Casi nunca la miraba, a
menos que tuviera que hacerlo. "Es bueno ver que has llegado a nuestro
lado con esa visión de las cosas, Gabriel, pero esta es una forma
inusual de anunciarlo."
Gideon le dio a Will una mirada de
reproche antes de volverse hacia su hermano. "¿Qué quieres decir,
Gabriel? ¿Qué sucede con nuestro padre?"
Gabriel negó con la cabeza. "Él es un gusano", repitió, con voz apagada.
"Lo
sé. Él ha traído la vergüenza sobre el nombre de los Lightwood, y nos
mintió a los dos. Él avergonzó y destruyo a nuestra madre. Pero no
tenemos que ser como él."
Gabriel se apartó del abrazo de su
hermano, sus dientes de repente apretados con una expresión enojada. "Tú
no me estás escuchando", dijo. "Es un gusano. Un gusano. Una sangriento
cosa como serpiente grande. Desde que Mortmain dejó de enviar la
medicina, ha estado empeorando. Cambiando. Esas llagas en sus brazos,
comenzaron a cubrirlo. Sus manos, su cuello, s—su cara ... "
Los ojos verdes de Gabriel buscaron a Will. "Fue la viruela, ¿no? Sabes
todo sobre ella, ¿no? ¿No eres algún tipo de experto?"
"Bueno, No
tienes que actuar como si lo hubiera inventado," dijo Will. "Sólo porque
yo creía que existía. Hay relatos de historias de la antigüedad en la
biblioteca"
"Viruela demoniaca?" dijo Cecily, su cara perdida en la confusión. "Will, ¿de qué está hablando?"
Will
abrió la boca, y un sonrojo cubrió ligeramente sus pómulos. Tessa
ocultó una sonrisa. Habían pasado semanas desde que Cecily había llegado
al Instituto, y aún su presencia molestaba e incomodaba a Will. Él no
parecía saber cómo comportarse en torno a su hermana menor, que no era
la niña que recordaba, y cuya presencia era inoportuna, insistía. Y sin
embargo, Tessa lo había visto seguir Cecily alrededor de una habitación
con la mirada, con el mismo amor protector en su mirada con el que a
veces miraba a Jem. Ciertamente, la existencia de viruela demoniaca, y
cómo se adquiere, era lo último que querría explicar a Cecily. "No hay
nada que tu necesites saber sobre eso", murmuró.
Los ojos de
Gabriel se fijaron en Cecily, y sus labios se abrieron con sorpresa.
Tessa podía ver lo llevaba Cecily puesto, Ambos padres de Will deben ser
muy hermosos, pensó Tessa, por que Cecily era tan bonita como Will era
guapo, y con el mismo brillante pelo negro y sorprendentes ojos azul
oscuro. Cecily miró valientemente hacia él, con una expresión curiosa,
ella debía estarse preguntando quién era este chico, que parecía tener
no llevarse bien con su hermano.
"¿Esta Padre muerto?" Gideon preguntó, alzando la voz. "¿Tener viruela demoniaca lo mató?"
"No
está muerto", dijo Gabriel. "Cambiando. Lo está cambiado. Hace unas
semanas se trasladó a nuestra casa en Chiswick. Él no dijo por qué.
Luego, hace unos días se encerró en su estudio. Él no quería salir, ni
siquiera para comer. Esta mañana fui al estudio para tratar de
despertarlo. La puerta había sido arrancada de sus bisagras. Había un
... un rastro de un poco de materia viscosa que conducía por el pasillo.
Lo seguí escaleras abajo y en los jardines." Miró hacia la puerta de
entrada ahora en silencio. "Se ha convertido en un gusano. Eso es lo que
estoy diciendo."
"Supongo que eso no es posible", dijo Henry en el silencio "para, er, ¿lo pisaste?"
Gabriel
lo miró con disgusto. "Busqué por los jardines. Encontré algunos de los
sirvientes. Y cuando digo "encontré" algunos de ellos, quiero decir
exactamente lo que digo. Habían sido arrancados en—en pedazos."
Tragó saliva y miró las ropas ensangrentadas. "Escuché un sonido, un
sonido agudo como aullido. Me volví y lo vi venir hacia mí. Un gran
gusano como el dragón de la leyenda. Tenía la boca abierta, llena de
dientes como dagas. Me volví y corrí hacia los establos. Se deslizó
detrás de mí, pero salte sobre el carruaje y lo conduje a través de las
puertas. La criatura—padre—no me siguió. Creo que teme ser visto por la población en general ".
"Ah," dijo Henry. "Demasiado grande para ser pisado, entonces."
"No
debería haber corrido", dijo Gabriel, mirando a su hermano. "debí haber
resistido y combatido a la criatura. Tal vez se puede razonar con
ellos. Quizás Padre está en alguna parte."
"Y tal vez te habría
mordido por la mitad", dijo Will. "Lo que estamos describiendo, la
transformación en un demonio, es la última etapa de la sífilis."
"Will!" Charlotte alzó las manos. "¿Por qué no lo dijiste antes?"
"Tú
sabes, los libros de viruela demoniaca están en la biblioteca," dijo
Will con un tono herido. "Nunca impedí que nadie pudiera leerlos."
"Sí,
pero si Benedict se iba a convertir en una enorme serpiente, uno
pensaría que al menos podrías haberlo mencionado", dijo Charlotte. "Como
un asunto de interés general."
"En primer lugar", dijo Will, "Yo
no sabía que iba a convertirse en un gusano gigante. La etapa final de
la viruela del demonio es convertirse en un demonio. Podría haber sido
de cualquier tipo. Segundo, se necesitan semanas para que la
transformación tenga lugar. Hubiera pensado que hasta un idiota
certificado como Gabriel se diera cuenta de la misma y notificara a
alguien. "
"¿Notificara a quién?" preguntó Jem, no sin razón. Él
se había acercado a Tessa mientras la conversación había continuado.
Mientras estaban uno junto al otro, sus manos se rozaron.
"A la
Clave. Al cartero. Nosotros. Cualquier persona," dijo Will, disparando
una mirada irritada a Gabriel, que estaba empezando a tomar un poco de
color y lo miraba furioso.
"No soy un idiota certificado"
"La falta de certificación no prueba la inteligencia", murmuró Will.
"Y cómo te dije, Padre se encerró en su estudio la semana pasada"
"¿Y no se te ocurrió hacer de eso una noticia?" dijo Will.
"Tú
no conoces a nuestro padre", dijo Gideon en un tono de voz plano se
utilizaba a veces cuando la conversación sobre su familia era
inevitable. Se volvió hacia su hermano y puso sus manos sobre los
hombros de Gabriel, hablando en voz baja, en tono moderado que ninguno
de ellos podía oír.
Jem, junto a Tessa, enganchó su dedo meñique
alrededor del de ella. Fue un gesto habitualmente afectuoso, al que
Tessa se había acostumbrado a lo largo de los últimos meses, lo
suficiente como para que ella a veces le tendiera la mano sin pensar
cuando estaba de pie junto a ella. "¿Ese es tu vestido de novia?" —le preguntó en voz baja.
Tessa
se salvó responder por la aparición de Bridget, vestida con el equipo, y
Gideon repentinamente, se volvió a los demás y dijo: "Chiswick. Tenemos
que ir. Gabriel y yo, si nadie más."
"¿Ir solos?" Tessa dijo, se
había sorprendido lo suficiente como para hablar sin que fuera su
turno. "Pero ¿por qué no llamas a otras personas para acompañarlos—"
"La Clave", dijo Will, con sus afilados ojos azules. "Él no quiere que la Clave se entere de su padre."
"¿En
serio?" Gabriel dijo con vehemencia. "¿Y si fuera tu familia?" Su labio
se curvo. "No importa. No es como si tú supieras el significado de la
lealtad"
"Gabriel". Voz de Gideon era una reprimenda. "No le hables a Will de esa manera."
Gabriel
lo miró sorprendido, y Tessa no podía culparlo. Gideon acerca de la
maldición de Will, de que esta era la causa de su hostilidad y modales
bruscos, como todos en el Instituto sabían, pero la historia era privada
para ellos, y nadie fuera del instituto había sido informado.
"Vamos
a ir con ustedes. Supuesto que vamos a ir con ustedes," dijo Jem,
soltando la mano de Tessa y dando un paso adelante. "Gideon nos hiciste
un favor. Aún no lo olvidamos, hemos, Charlotte?"
"Por supuesto que no," dijo Charlotte, volviéndose. "Bridget, el equipo—"
"Convenientemente
tengo preparado el equipo", dijo mientras Will como Henry se quitó el
abrigo y lo cambió por una chaqueta de lucha y un cinturón con armas;
Jem hizo lo mismo, y de repente la entrada estaba lleno de movimiento
—Charlotte hablando en voz baja a Henry, con su mano flotando justo por
encima de su estómago. Tessa desvió su mirada del momento privado y vio
una cabeza oscura inclinada junto a otra de color claro. Jem estaba al
lado de Will dibujando con su estela, trazando una runa en un lado de la
garganta de Will. Cecily miró a su hermano y frunció el ceño.
"Yo
también estoy muy lista para la lucha", anunció. Will levantó la
cabeza, haciendo que Jem protestara lanzara un sonido de molestia.
"Cecily, absolutamente no."
"No tienes derecho a decirme sí o no". Sus ojos brillaron. "Voy a ir"
Hizo
un gesto con la cabeza hacia Henry, quien se encogió de hombros como
disculpándose. "Ella tiene derecho. Ha entrenado durante casi dos meses"
"¡Ella es una niña!"
"Tú
hacías lo mismo a los quince años," dijo Jem en voz baja, y Will se
giró hacia él. Por un momento, todo el mundo parecía contener la
respiración, incluso Gabriel. La mirada de Jem se mantenía en la de
Will, de manera constante, y no por primera vez, Tessa sabia el sentido
de palabras no dichas que pasaban entre ellos.
Will suspiró y entrecerró los ojos. "Tessa va a querer venir también."
"Por
supuesto que yo voy," dijo Tessa. "Puede que no sea un cazador de
sombras, pero yo también he entrenado. Jem no ira sin mí."
"Estás en tu vestido de novia," Will protestó.
"Bueno, ahora que todos lo han visto, no me es posible que lo lleve para casarme," dijo Tessa. "Mala suerte, ya saben."
Will
gruñó algo ininteligible en galés, pero claramente tenía el tono de un
hombre derrotado. Al otro lado del cuarto Jem le dio a Tessa una leve
sonrisa, una sonrisa preocupada. Entonces la puerta del instituto se
abrió, dejando entrar el resplandor del sol de otoño. Cyril estaba en el
umbral, sin aliento.
"El segundo carruaje ya está listo", dijo. "¿Entonces, quién va a venir?"
Para: Cónsul Josiah WaylandAntes que nada debo decir:
De: El Consejo
Querido señor:
Como usted sin duda sabe, su mandato como cónsul, después de diez años, está llegando a su fin. Ha llegado el momento de nombrar a un sucesor.
En cuanto a nosotros, estamos considerando seriamente el nombramiento de Charlotte Branwell, de soltera Fairchild. Ella ha hecho un buen trabajo al frente del Instituto de Londres, y creemos que ella tiene su probación, como fue nombrada por usted después de la muerte de su padre.
Como su opinión y estima tienen un valor muy alto para nosotros, se agradece cualquier idea que pueda tener al respecto.
Suyo con la más alta consideración,
Victor Whitelaw, inquisidor, en nombre del Consejo.
♪
Ay! Estoy muy emocionada! Asdfghjklñ ♥ I love this, I really, really love this -ah, por qué en inglés? jajjaj-.
I'm so excited, ya notaron la primera chispa entre Cecily y Gabriel? Yo lo digo y lo seguiré diciendo, acá se viene ALTA pareja, me encantaaaa ♥
Esto es una droga, quiero más, más, más...
Oh, y, leyeron el prólogo, no? Si no es así avísenme en los comentarios y en el momento en que lo lea corro a publicarlo ñ.ñ
Espero que les haya gustado, yo lo amé. Excepto por lo que pensó Tess, eso de que hace mucho que Will no hacía contacto visual con ella, pobrecito :'C
-Nairaz